Por: Isabel Molina Botrán
A la angustia cotidiana de sobrevivir en medio de su pobreza, millones de guatemaltecos vulnerables, sufren cuando enferman y no disponen de los recursos para aliviar el dolor y la pena compartida con sus familias cuando las tienen.
Una serie de factores estructurales y coyunturales se han confabulado para hacer de este sufrimiento una constante en la vida de millones de guatemaltecos y que desafortunadamente no tiene una salida fácil y esperanzadora. Ese sufrimiento fue el detonante de la caridad que impregnó al Santo Hermano Pedro y que por legado inspiró a los fundadores de las Obras Sociales del Santo Hermano Pedro que junto a otras organizaciones de similares objetivos en el país representan hoy día una oportunidad de alivio para quienes enferman.
Para todas estas organizaciones, la sostenibilidad en los recursos y en el tiempo, han convertido su operación y funcionamiento en una vida de permanente vulnerabilidad de la que no siempre sobreviven o impiden su crecimiento y desarrollo.
Las Obras Sociales del Santo Hermano Pedro, no han sido la excepción en este escenario de incertidumbre y en sus momentos más álgidos han buscado, con éxito, el apoyo en la filantropía de miles de generosos donantes y organizaciones voluntarias para ofrecer más oportunidades de salud y cuidado para la gente pobre, enferma y abandonada.
La afortunada visión de la Orden Franciscana logró sortear este escenario de fragilidad con la consolidación de un modelo social de gestión muy sólido que circunstancialmente se ha perfilado como una segura fuente de sostenibilidad institucional y que hoy día permite que las Obras Sociales sean las Obras Sociales en salud y cuidado más grandes de Guatemala.
Es este un modelo replicable probado con éxito y que está constituido en cuatro grandes pilares: El Estado, el Voluntariado, el sector empresarial y la iglesia. Cada uno, guiado, en sus aportes por la visión y la misión institucional y su cultura organizacional.
Las reflexiones acerca de la gravedad de la pobreza e insalubridad de millones de guatemaltecos y la fortaleza de este modelo exitoso de gestión social, nos animan a proponerlo como un modelo replicable en todo el país y contribuir junto a esfuerzos de cooperación, participación y solidaridad institucional en una respuesta a las necesidades sentidas de los guatemaltecos.
Es un modelo virtuoso que requiere habilidad para gestionarse pero que puede ser una eficaz respuesta al racionalizar el marco de las relaciones atadas a los objetivos institucionales y su visión de futuro.
La Asociación Amigos Pro Obras Sociales y la Fraternidad Franciscana, hemos trabajado juntos en resolver este desafío y animarlo con decisiones estratégicas y visión de futuro en su implementación. No es fácil, pero consientes de la realidad y necesidades nacionales, nos animamos a llevar este aporte social un poco más allá al compartirles en futuras entregas, las lecciones aprendidas y los modelos de respuesta implementados con éxito, con quienes sientan, como nosotros, esa inspiración de servir a nuestros semejantes y, sobre todo, aliviar, con nuestras acciones, el dolor y el sufrimiento que traen las enfermedades.
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